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¿Qué son las emociones y por qué son importantes?

Bueno pues debes saber que las emociones son estados internos que actúan en nuestros pensamientos, comportamientos y relaciones personales. Son muy importantes porque pueden tener tanta fuerza en nosotros que llegan a controlar nuestras reacciones si no sabemos reconocerlas y manejarlas.

Por lo mismo es indispensable que enseñemos a los niños a ponerle nombre a eso que están sintiendo para que poco a poco puedan reconocer fácilmente qué es lo que está pasando dentro de ellos y saber qué hacer con ello.

De hecho, solemos creer que algunas emociones son buenas y otras malas, en realidad todas son útiles y nos ayudan muchísimo a conocernos más a fondo y a saber qué es importante para nosotros y qué necesitamos.

Cuando los niños son pequeños y hasta los 6 años aproximadamente, están en un proceso de aprender a regularse emocionalmente, pero como todo lo demás que han aprendido alguien se los debe enseñar y eso corresponde principalmente a los papás.

Claro que cómo vas a enseñarle a tu hijo a controlar sus emociones si tu tampoco sabes hacerlo, es mucho más fácil reaccionar impulsivamente ante una emoción que nos causa molestia o incomodidad, que buscar una respuesta asertiva que nos beneficie a largo plazo pero que requiere mayor esfuerzo para controlarnos y razonar.

Déjame preguntarte algo… ¿Has pensado que tanto sabes identificar y manejar tus propias emociones? ¿Cuándo tu hijo no te hace caso o inicia un berrinche qué es lo que haces? ¿reaccionas impulsivamente o sabes responder asertivamente?

Si respondiste que reaccionas es porque seguramente tus emociones te dominan, no te sientas mal, de hecho, la regulación emocional es una de las cosas que más se le complica al ser humano, por lo que aquí te comparto 5 pasos que te servirán para lograr manejar tus emociones respondiendo asertivamente.

  1. Hazte consciente. Cuando las cosas se te están saliendo de control date cuenta qué están sintiendo, reconoce la emoción y lo que esta provocando en ti. Por ejemplo, tal vez te sientas muy enojado y con ganas de gritar.
  2. Has una pausa y respira. La mayoría de las veces no todo es tan grave como parece, date un momento para respirar profundamente para oxigenar tu cerebro y regresar a la calma.
  3. Cuando nos ponemos en el lugar del otro, en este caso en el de tu hijo, es mucho más fácil que reconozcas sus emociones y comprendas mejor que es lo que está pasando y que necesita de ti en ese momento.
  4. Si lograste llegar hasta aquí haciendo los pasos anteriores, ahora puedes buscar la respuesta ideal a la situación de una forma más tranquila y razonada.
  5. Ponles nombre a las emociones. Cuando el berrinche, explosión o situación estresante con tu hijo haya pasado habla con él y ayudale a ponerle nombre a las emociones que surgieron, para encontrar la forma más adecuada de manejarlas y responder a ella en el futuro.

 

Por. Psic. Daniela Matamoros
Instagram. @crianza_conectayguia