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“Los niños de hoy nacen con el chip de la tecnología integrado.” No hay mayor falacia que esto. Somos nosotros los adultos quienes en ocasiones por ignorancia y otras por comodidad, los que implantamos ese “chip” en nuestros niños.De acuerdo a Elías Arab, psiquiatra de niños y adolescentes de la Clínica Las Condes, “Los dispositivos electrónicos estimulan áreas cerebrales que no permiten un desarrollo adecuado del cerebro, por lo tanto, es un cerebro que se desarrolla de manera parcial. Nosotros creemos que se desarrollan muchas menos áreas de las que se podrían desarrollar bajo otros medios (como interacción social) por lo tanto hay un déficit de desarrollo que no está siendo estimulado de manera efectiva.” [1]

La rapidez con la que el cerebro del niño va de un estímulo a otro fomenta que se desarrolle un déficit de atención pues acostumbra al cerebro a no mantener la concentración por más de unos segundos. Nuestros niños no necesitan ir al prescolar a aprender inglés, francés, y computación entre otras cosas. Necesitan jugar y moverse, sentir diferentes texturas, socializar, identificar sus emociones y conocer su cuerpo. Deben desarrollar las habilidades que facilitarán la lectura, escritura y el aprendizaje de las matemáticas y su aplicación en la vida diaria en el momento que inicien su educación formal.

Conversen, léanles cuentos, coloreen, armen rompecabezas. Los dispositivos se han convertido en una gran “nana” para nuestros niños, pero ninguno de ellos podrá sustituir el contacto humano.

Ana L. Torres


[1] Fuente: Emol.com – https://www.emol.com/noticias/Tendencias/2015/03/11/741346/Advierten-de-los-riesgos-del-uso-de-dispositivos-electronicos-en-preescolares.html