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Eduquemos niñas y niños que participen en su comunidad

Una reflexión sobre el concepto de ‘participación’ en la infancia

 Hoy se habla mucho en los medios y las redes sociales sobre el concepto de ‘participación ciudadana’, esperando que los adultos salgan a votar este 6 de junio.

¿Pero qué significa? De acuerdo con el Instituto Electoral de la Ciudad de México la participación ciudadana es “un mecanismo social que promueve una democracia participativa a través de la integración de la comunidad”. Es decir, que este domingo las madres y los padres mexicanos tendremos la oportunidad de modelar para nuestros hijos cómo se construye un gobierno que en la teoría se cimenta a partir de la opinión de la ciudadanía.

Y este momento político nos invita a la siguiente reflexión: si la participación de la gente es lo que construye a la democracia de nuestro país, entonces ¿no sería esencial cultivar esta disposición en los mexicanos desde la infancia?

Nuestrxs hijxs deberían aprender a tener una participación plena en su ambiente familiar y escolar. No obstante, un estudio realizado en algunas escuelas primarias públicas de México reveló que actualmente el obstáculo más grande para la construcción de la participación infantil es “la enseñanza desde una posición de obediencia”. ¿Por qué? Porque lxs niñxs interiorizan desde muy temprana edad la idea de ‘participar’ como el acto de levantar la mano y/o de contestar cuando se les pregunta (dando una respuesta según lo que se espera que digan).

Los investigadores señalan que esta situación es una consecuencia de un ambiente escolar donde:

  • Existe la prevalencia del adulcentrismo: la enseñanza está diseñada y dirigida por los adultos, quienes se consideran prioritarios.
  • Hay una estructura lineal de subordinación y poder.
  • La obediencia es el fundamento moral en la relación entre estudiantes y maestrxs.
  • Sólo se propicia la participación simbólica y consultiva de lxs niñxs.

¿Cómo generar espacios que fomenten una participación infantil emancipadora? A través de un ambiente escolar y familiar que se centre en las necesidades y los intereses de los niños. Y con la creación de estructuras que reconozcan a cada persona como ser único y que atiendan a la diversidad de necesidades desde el diálogo y el entendimiento.

Para ello es necesario hacer a los niños y las niñas visibles, comprender las formas en que se expresan de acuerdo con su edad, escuchar sus inquietudes y deseos, implicarles en los procesos de toma de decisiones y animarles a ser protagonistas activos de las soluciones. No se trata sólo de preguntarles su opinión (esperando que nos digan lo que queremos escuchar porque así les hemos condicionado) sino de ir más allá y enseñarles a identificar sus emociones y necesidades, así como las situaciones que los inquieten y a ser parte de las resoluciones.

Si queremos una verdadera democracia fomentemos la participación emancipadora desde la infancia. ¿Cómo crees que puedes hacer a tus hijxs partícipes en las tareas del hogar, en los planes del fin de semana, en la economía familiar, en su educación académica y en su comunidad?